¿El fin de Rainbow?

¿El fin de Rainbow?

EL RAINBOW WARRIOR no había presentado mejor aspecto jamás. Tenía ahora un majestuoso velamen, aparejado en el curso de otra gran renovación realizada en Jacksonville, Florida. Recién pintado, con las palomas de la paz más blancas y luminosas que nunca y el arco iris rodeando por completo la proa, se le había dotado de nuevos equipos de radio y radar. El puente se había reconstruido y las máquinas se habían sometido a revisión general. El famoso buque insignia de Greenpeace hasta ahora de 10 a 11 mudos con la mitad de combustible que antes.

La obra había costado varios meses y bastante más de 100.000 dólares, pero había merecido la pena. Las líneas del Warrior respondieron ágilmente a la fuerza del viento.

Peter Willcox manejaba el timón, auxiliado por el ingeniero Davy Edward, antiguo marino mercante nacido en Yorkshire, y Martin Gotje, holandés, con varios años de navegación a vela en el Fri. Entre la tripulación había también representantes de Suiza, Dinamarca, Alemania, Irlanda y Nueva Zelanda.

Dirigió la campaña del Pacífico Steve Sawyer, nortemaricano y miembro de la junta de Greenpeace International. Se trataba de una tarea compleja; la expedición recorrerá 32.000 kilómetros, con paradas en Hawaii, las islas Marshall, Kiribati, Vanuatu y Nueva Zelanda, para terminar en el mismo atolón de Mururoa en agosto.

El Warrior partió de Jacksonville el 15 de marzo de 1985 rumbo a Honolulu. Allí tomó a bordo a Sawyer y a Fernando Pereira. fotógrafo holandés encargado de documentar el viaje, y partió a continuación hacia Rongelap, en las islas Marshall, donde Green.

peace iba a llevar a cabo la «Operación éxodo»

Entre 1946 y 1958, Rongelap estuvo recibiendo la precipitación radiactiva de al menos cinco pruebas nucleares estadounidenses y pese a las garantías de EE.UU., los isleños estaban convencidos de que su tierra seguía siendo inhabitable. Al enterarse de que el Warrior navegaba procedente de las islas Marshall, el senador leton Again, representante de Rongelap ante el Marshallese Nitiela (parlamento), se dirigió a Greenpeace con una propuesta radical: que el barco evacuar a toda la población a una isla más segura llamada Mejato, situada a 120 millas (195 km) de distancia.

El Rainbow Warrior llegó a Rongelap el 17 de mayo de 1985. Durante los días siguientes, los tripulantes ayudaron a los isleños a desmantelar sus casas, recoger los enseres y transportar alrededor de 100 toneladas de vituallas y materiales al barco de Greenpeace.

En diez días se hicieron cuatro viajes a Mejato para realojar a los aproximadamente trescientos residentes. El 30 de mayo la operación había terminado, y las fotografías del desarrollo de la misión tomadas por Fernando Pereira pronto recorrerán las líneas de comunicaciones de todo el mundo.

A la espera del warrior

En Auckland, los miembros de Greenpeace Elaine Shaw y Carol Stewart apenas podían creer que el Warrior estaba por fin camino de Nueva Zelanda. Planearon marchas de bienvenida y coordinaron a la prensa, que mostró un profundo interés por la expedición.

No constituía ningún secreto que el destino más importante del Warrior en el Pacífico era Mururoa. Greenpeace había enviado un telegrama al presidente francés, François Mitterand, para ponerlo al tanto de la acción de protesta. Pero el mensaje no mencionaba otro hecho que Mitterand, muy sensible a los movimientos independentistas de los territorios del Pacífico, habría considerado particularmente inquietante: la posibilidad de que los polinesios se sumarán a la protesta y lanzarán desde el Warrior en aguas de Mururoa sus canoas de balancín.

Pero los franceses ya habían aprendido a usar métodos subrepticios. En torno a las fechas en que el Warrior se encontraba en Honolulu, se infiltró en la oficina de Greenpeace de Auckland una agente del servicio secreto francés. Decía llamarse «Frédérique Bonlieu», y apareció el 23 de abril de 1985 haciéndose pasar por ecologista.

«Frédérique -cuyo verdadero nombre era Christine Cabon-llegó a Greenpeace Nueva Zelanda con una carta de presentación Jean-Marie Vidal, que había participado en actividades antinucleares en el Pacífico. Jean-Marie decía que su amiga Frédérique iba intervenir en un congreso sobre atolones coralíferos y descal

reunirse con la gente de Greenpeace». comenta Elaine Shaw. «Era muy estirada, pero se ofreció a hacer algunos trabajos en la oficina, y tradujo unas pocas cosas».

Como la oficina funcionaba con un presupuesto muy bajo y confiaba sobre todo en voluntarios, la oferta de ayuda de Frédérique fue rápidamente aceptada. Plegó cartas, cerró sobres y clasificó etiquetas de direcciones. También respondió al teléfono y leyó télex.

Desde el momento en que empezó la evacuación de Rongelap, los mensajes del Warrior no dejaron de llegar.

Frédérique estuvo también recogiendo mapas de la zona y fotografías de muchas playas y puertos de Nueva Zelanda, comprobó las tarifas de los hoteles y se informó sobre proveedores y precios de material submarino.

Lo que estaba haciendo era recoger información y preparar el terreno para los saboteadores franceses que pronto llegaría con una misión increíble: hundir el Rainbow Warrior.