Aumenta la presión

Aumenta la presión

De nuevo en Alemania, tres pesqueros y dos barcos de Greenpeace bloquearon el muelle de carga de la factoría de Kronos-Titan en Nordenham, impidiendo la carga de dos barcos vertederos. En febrero de 1984 se realizó un bloqueo de mayores dimensiones en el curso del cual 54 pesqueros se unieron al Sirius en una acción conjunta

contra la planta.

En Canadá, el 4 de julio, diez miembros de Greenpeace fueron detenidos tras intentar taponar la conducción de descarga de Tioxide of Canada en Tracy, Quebec, que vertía entre 200 y 600 toneladas diarias de ácido concentrado al río San Lorenzo.

El año terminaría con el anuncio por parte de Kronos-Titan y Pigment Chemie de que interrumpirán los vertidos en el mar del Norte en 1988 y construirían una planta de reciclaje.

Greenpeace se interesó también por tres empresas —Cofaz, Rhône Poulenc, de propiedad pública, y APC— que vertían en el estuario del Sena dos millones de toneladas anuales de fangos de yeso, residuos de la producción de fertilizantes fosfatados cargados de cadmio venenoso. La bahía había sido en otro tiempo zona de rica producción pesquera, pero ahora los fangos favorecen  la proliferación de fitoplancton, tóxico para la vida marina.

El 2 de abril de 1984, en una espectacular acción de protesta, varios equipos de Greenpeace escalaron simultáneamente varias chimeneas de Bélgica, Alemania occidental, Austria, Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Francia y Checoslovaquia. De cada una de ellas colgaron una pancarta con una sola letra, de manera que el montaje fotográfico de todas las chimeneas formaría dos veces la palabra «STOP”.

Los preparativos para la acción de protesta de Checoslovaquia se hicieron en Alemania. Cuando llegó la hora, los activistas de Greenpeace entre los que figuraba la sueca Lena Hagelin-entraron en coche a Checoslovaquia y se ocultaron en un bosque para pintar la pancarta.

«Llegamos a la fábrica y nos dirigimos inmediatamente a la chimenea, mientras los trabajadores nos miraban asombrados». comenta Hagelin. «Apareció la policía secreta, que pensó que éramos terroristas, así que empezaron a disparar… [una bala] se incrustó en la chimenea a sólo un palmo de mi cabeza. No sé si serían. balas de verdad, pero el caso es que empezaron a disparar y nosotros empezamos a correr hacia arriba todo lo rápido que podíamos.

Queríamos colgar la pancarta y evitar que nos hirieron antes de eso. Dejaron de disparar y desplegamos la pancarta. A continuación aparecieron los bomberos con mangueras y empezaron a subir. No queríamos mezclarnos con ellos y, como ya nos habían hecho la fotografía para el montaje de protesta, volvimos a descender. Abajo había coches de policía, que nos llevaron detenidos. Greenpeace presionó en varias embajadas, y las embajadas en Praga, así que el mismo día nos expulsaron con una pequeña multa’

Aunque no hubo heridos, el incidente de los disparos no auguraba nada bueno. Greenpeace seguía fiel al principio de la acción directa no violenta, pero era con frecuencia objeto de malos tratos por parte de | las autoridades, sobre todo en Francia, donde el gobierno manifestaba una hostilidad cada vez mayor a la organización. La herida inicial infligida al orgullo francés por los viajes de McTaggart a Mururoa a principios de la década de 1970 se reabrió muchas veces durante las campañas realizadas a lo largo de los años siguientes. Francia se había enterado de que Greenpeace pretendía enviar su buque insignia, el Rainbow Warrior, a Mururoa para poner fin a las pruebas nucleares de una vez por todas. Aquéllo sería la gota que colmara el vaso.

Greenpeace declaró 1985 «año del Pacífico”. También de ser el año de la catástrofe.