Fiebre Tropical

Fiebre Tropical

Debido a todo ello. McTaggart decidió dar un rodeo de cientos de millas y dirigirse a Rarotonga, en las islas Cook. Allí, las tensiones entre los tripulantes alcanzaron el clímax. Mientras las tormentas barrían la zona, todos cayeron enfermos de fiebres tropicales, y Haddleton se puso tan mal que no pudo continuar el viaje. Al llamar por radioteléfono a Nueva Zelanda, Ingram descubrió que Metcalfe había enviado a la prensa un reportaje en el que afirmaba que el viaje del Vega no era sino una misión para distraer a los franceses mientras otro buque se dirigía desde Perú a la zona de pruebas. Cuando Metcalfe anunció que se marchaba a ese país americano, el resto de los navegantes no pudieron por menos de sentirse aliviados.

Tras aclarar las cosas en la prensa de Nueva Zelanda, McTaggart. Ingram y Davidson emprendieron la última etapa del viaje, una travesía de 1.500 millas (2.400 km) por mares solitarios y peligrosos.

En contra de todas las probabilidades, a las 10.45 p.m. El 1 de junio, el Vega entró en la zona prohibida y tomó su posición a 20 millas (32 km) del punto de la prueba, exactamente en la trayectoria de la lluvia radiactiva.

A lo largo del viaje emitieron por radio posiciones falsas para apartar a los franceses de su rastro pero, sin que ellos lo supieran, el Vega estuvo en todo momento vigilado por poderosas estaciones de seguimiento de Tahití y Nueva Caledonia. Al día siguiente, un avión les sobrevoló y un barco de guerra estuvo navegando muy cerca de ellos; era como un edificio flotante, un verdadero mamut en comparación con el diminuto Vega, y su presencia intimidaba.

Los días se transformaron en semanas de tensión, durante las cuales los tres hombres lucharon denodadamente por mantener la posición del Vega. Aviones y helicópteros volaban amenazadores sobre sus cabezas.

Fuerza de choque

Francia inició su programa de desarrollo de armas nucleares llamado force de frappe, fuerza de choque,en la década de 1950, con la creación de la Comisión de Energía Atómica (CEA). Entre 1960 y 1966 realizaron 17 pruebas nucleares en el sector argelino del Sahara, pero, tras la independencia de Argelia, trasladaron el escenario de pruebas al Pacífico Sur.

La primera prueba nuclear en la Polinesia francesa tuvo lugar el 2 de julio de 1966, y en los siguientes ocho años se realizaron 40 más, todas en la atmósfera.

Desde el principio, estas pruebas fueron muy controvertidas. Francia aseguró que «ni una sola partícula de lluvia radiactiva alcanzaría a más de una isla habitada». El premio Nobel Dr. Al- bert Schweitzer no quedó convencido. En una carta dirigida al presidente de la Asamblea de los Territorios Polinesios, escribió: «Quienes afirman que estas pruebas son inocuas, mienten». 

En septiembre de 1966, el presidente De Gaulle visitó Mururoa a bordo del crucero De Grasse para observar una prueba atmosférica. Como llevaba una agenda de trabajo muy apretada y andaba ya algo retrasado, or- denó realizar la prueba, pese a que vientos desfavorables ame- nazaban con dirigir la lluviara- diactiva hacia las islas habitadas.

La explosión de esta bomba de 120 kilotones provocó una contaminación radiactiva que llegó por lo menos hasta Samoa occi- dental, a 3.000 km (1.900 millas) de distancia. Hasta la fecha, las autoridades francesas no han publicado detalles sobre la cantidad de radiación a que se vieron expuestos los polinesios a consecuencia de las pruebas. De hecho. Desde 1966, no se difunden estadísticas sobre salud pública.

Ya en 1967,la Asamblea Territorial de Tahití aprobó una resolución por la que se pedía al gobierno francés que investigara la naturaleza exacta de la lluvia radiactiva junto con expertos de Japón, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Jamás se ha realizado tal investigación.

Al año siguiente se registraron en la región los primeros casos de leucemia, alteraciones de la pigmentación de la piel y un reuma- tismo doloroso llamado la contamina. En Fiji se multiplicó por cinco la radiactividad del agua de lluvia, y el Laboratorio Nacional de la Radiación De Nueva Zelanda encontró yodo 131 radiactivo en muestras de leche de vaca.